Al abrigo de la imponente cara norte de la sierra del Cadí, y rodeado por los pastos y los prados sardaneses, el Segre exhibe todo su potencial ecológico con un bosque de ribera espléndido, uno de los mejores del país.
El paisaje de este tramo del Segre es un regalo para la vista, especialmente en otoño, y un reflejo de la buena calidad ambiental de este territorio pirenaico tan apreciado y, al mismo tiempo, tan amenazado.
Este conjunto de alisares, salcedas, pequeñas balsas de aguas limpias y carrizales enriquece el paisaje y actúa como corredor biológico, garantizando el mantenimiento de la diversidad biológica.






Un suave ascenso al Serrat de Gallissà ofrece una magnífica vista panorámica del espacio, fácilmente interpretable gracias a un panel orientativo. La época más recomendable es al final de la primavera y en verano, con el estallido de la floración, el brote de los árboles y la actividad frenética de muchas aves. El otoño ofrece el espectáculo cromático de los árboles de ribera.
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https://agenda.fundaciocatalunya-lapedrera.com/cast/excursiones/

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